Lo que esto significa es que la práctica debe ser sostenible. Es mejor hacer yoga de una manera que pueda mantenerse a lo largo del tiempo en vez de hacer prácticas extenuantes que te dejen sin ganas de practicar durante una semana.
La práctica debe ser una fuente de alimento y un complemento valioso para la vida, debe hacerse con una motivación y sobre todo con ganas de volver a la esterilla de nuevo, en caso contrario abandonaremos la práctica.
La disciplina es importante. Lo es, nos ayuda a volver a ponernos debajo de nuestra esterilla, a abandonar la desidia y las pocas ganas de movernos y conectar con nosotros mismos.
Comprométete con una rutina sana y prolongada, abandona los objetivos y confía en el proceso de ir poco a poco. Los frutos del yoga comienzan desde la primera clase, pero sólo está en nuestras manos conseguir que esa unión entre cuerpo-mente se vaya afianzando en búsqueda de una salud integral.
Si quieres probar te animo a que contactes con nosotros para una clase de prueba online en directo. Nada de clases grabadas.