Hoy os escribo como Irene, fundadora de la marca por si algunos no han entrado en Nuestra Historia. Como algunos ya sabéis, llevo practicando yoga desde 2012. Comencé en Málaga en el Centro de Yantra Yoga con Enrique Moya con una práctica fundamentalmente de Hatha y cuando me fui a la capital probé diferentes estilos, desde Vinyasa, al Bikram y volví a Hatha. Bueno, no os quiero aburrir con la historia, hoy os quiero hablar del proceso que me llevó a crear la marca.

En todos estos años de práctica hasta que me fui a la India a hacer el curso de profesora de Yoga nunca adquirí una esterilla o yoga mat. Siempre tuve la suerte de que los centros donde practiqué te proporcionaban una, pero conforme la práctica se va arraigando en tu día diaria, ves que se convierte en un bien que es necesario (y más aún hoy en día con este maldito virus pululando por el aire).

Cuando Vida Hindya comenzó a cobrar sentido, yo ya había hecho cambios en mi vida en pro de un estilo más sostenible, menos consumista y apreciando la calidad frente a la cantidad, por esta razón cada compra que realizaba la miraba con el filtro de los valores que estaba aplicando a mi vida. En el yoga no iba a ser menos y no encontraba ningún mat adecuado según las premisas que os comento.

Ya tienes la idea en la cabeza que cubre una necesidad real, al menos en ese momento para mí (hacer la práctica de yoga físico aún más coherente con tus principios), así que comienzas a ver productores y posibilidades. Desde la India comencé a investigar en los diferentes productos que ofrece la industria, la verdad es que al estar en la Capital del Yoga ves un sinfín de productos dedicados a la práctica, en cuestión de yoga mats, había de plástico, de caucho sintético, de Antelina sintética y de ¡corcho! ¡Al fin! Un producto realmente natural. Comencé a hablar con los diferentes comerciantes y productores y cuando les preguntabas por la procedencia algunos te desvelaban la verdad y otros se escondía bajo un “no entiendo”. Lo cierto es que la gran mayoría de mats que encuentras en países asiáticos vienen de China, la industria allí es gigante, así que los productos que ves en la capital del yoga vienen del país casi vecino.

Ok, seguimos la búsqueda.

Ya en España, profundizas en tu investigación con la premisa clara que quería que fueran materiales 1º plastic free 2º lo más natural posible. La única solución viable y coherente es el corcho.

Los primeros productores con los que contacté fueron españoles y portugueses, la gran mayoría me dijeron que ellos enviaban el producto a China y que desde allí vendían al resto del mundo. Curioso ¿no creéis? El primer y segundo país productores de tal material en el mundo y ¡es China el que nos vende el producto terminado! No… tenía que haber una solución. Tras meses de búsqueda conseguí el material que buscaba en la Península Ibérica (¡al fin!) con las características éticas y sostenibles que no podían faltar bajo la filosofía de vida que destilamos en Vida Hindya.

Con esto os quiero invitar a mirar con lupa los productos de yoga con bases de corcho: muchas de las empresas comercializadoras adquieren el producto fuera del principal país productor.

Por ello corcho SÍ, pero no a cualquier precio. Cuidemos de nuestro producto.